En un reciente episodio que ha generado gran atención entre la comunidad cubana en el exilio y dentro de la isla, Alex Otaola, conocido influencer y activista cubano, expresó públicamente su frustración tras solicitar una entrevista con Mike Hammer, el encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana. La respuesta que recibió y las circunstancias que la rodean abren una ventana para analizar las tensiones y contradicciones en la relación entre la diplomacia estadounidense y los sectores de la sociedad cubana, entre ellos los opositores del régimen.
En su acostumbrado programa en YouTube el presentador cubano manifestó que solicitó una entrevista formal con Hammer, pero una persona cercana a este le comunicó que en primera instancia debía entrevistarse con ella sin cámaras de por medio, lo cual despertó la indignación de Otaola quien públicamente cuestionó la lógica de esta condición.
«Si Hammer anda caminando por una dictadura putrefacta y quiere hablar con los cubanos que se le acerquen, ¿cómo yo voy a tener que pasar un filtro para luego llegar a Hammer a hablar con él?», comentó el polémico influencer en su plataforma. Esta situación refleja, según Otaola, una contradicción palpable: por un lado, el encargado de negocios estadounidense manifiesta voluntad de diálogo con el pueblo cubano, pero por otro, se imponen barreras que limitan el acceso directo a él, especialmente para figuras críticas y opositoras.
Sugirió que tiene datos confidenciales sobre el trabajo del diplomático de EE. UU. que todavía no está en condiciones de divulgar. “Hay cosas que no puedo explicar por ahora. En su momento las diré”,, avisó.
En su análisis, Otaola no solo se limitó a comentar la respuesta recibida, sino que extendió su crítica hacia el discurso oficialista y las acciones diplomáticas que, a su juicio, resultan insuficientes o contradictorias. Destacó que no cree en nada que provenga del discurso oficialista, especialmente cuando se trata de medidas como la revocación de visas a funcionarios cubanos y sus familiares.
“Les han quitado las visas a muchos funcionarios cubanos, pero Johana Tablada vino a Estados Unidos y se reunió con jóvenes estadounidenses, cosa que no puede hacer Hammer en Cuba”, dijo. “Esto demuestra que las sanciones de visas de la embajada de Estados Unidos son una mierda”, explicó.
En su discurso denunció la presencia de la funcionaria oficialista cubana en Los Ángeles donde se reunió abiertamente con estudiantes estadounidenses. Según Otaola Tablada no enfrenta las mismas limitaciones para interactuar con grupos de jóvenes universitarios ni para expresar de forma pública el mensaje de libertad y democracia.
«Cuando Hammer va a invitar a los universitarios que están en bronca con la dictadura a la embajada americana y sentarlos ahí, oírlos y hablar con ellos, ¿cuándo lo van a hacer?», cuestionó Otaola.
El incidente mencionado por Otaola tuvo lugar en un recorrido en la pequeña embarcación de Regla, donde el diplomático fue abordado por oficiales de civil, interpretándose como un intento de realizar un acto de repudio. En su cuenta de X Mike trató el hecho con un enfoque diplomático afirmando que su objetivo es viajar por el país y captar diversas perspectivas del pueblo cubano.
El diplomático compartió que ese día asistía a la celebración religiosa en la iglesia de Nuestra Señora de Regla y se tomó el tiempo para dialogar con personas comunes. A pesar de los intentos de provocación, el diplomático reiteró su dedicación a conectar directamente con la población civil.
Al mismo tiempo, Johana Tablada quien ocupa el cargo de subdirectora general de EE.UU del MINREX y es una de las voces más activas hacia el actuar de Hammer viajó a Washington el fin de semana para sostener encuentros con organizaciones sociales y realizar lo que Hammer no puede hacer en la isla caribeña.
Las acciones de ambos funcionarios contribuyeron a aumentar la fricción entre ambos países en materia de diplomacia. La crítica a la política de visas y a la falta de acciones contundentes para apoyar efectivamente a los opositores cubanos pone en evidencia la necesidad de replantear estrategias si se quiere avanzar hacia la libertad y la democracia en Cuba.