
Un grupo de masones cubanos logró este fin de semana irrumpir en el histórico edificio de la Gran Logia de Cuba, desafiando la vigilancia de la Seguridad del Estado y reavivando un conflicto interno que ha puesto a esta institución centenaria en el centro de tensiones políticas y sociales en la isla.
Los hechos se produjeron el sábado 6 de julio, cuando decenas de miembros de la masonería cubana ingresaron al inmueble ubicado en La Habana Vieja, entonando el himno nacional como muestra de desafío y patriotismo. La irrupción no estuvo exenta de momentos de tensión, pues dentro del recinto se encontraban seguidores de Mayker Filema Duarte, Gran Maestro cuyo mandato ha sido ampliamente cuestionado por gran parte de la membresía masónica.
Una lucha por la autonomía institucional
El trasfondo de este episodio es la pugna por la autonomía de la Gran Logia de Cuba frente a lo que muchos masones denuncian como injerencia del estado cubano. El conflicto se intensificó el pasado 25 de mayo, cuando más del 60 % de los integrantes de la institución votaron democráticamente para destituir a Mayker Filema Duarte de su cargo como Gran Maestro. Sin embargo, Filema se ha mantenido en funciones gracias al reconocimiento oficial que le brinda el Ministerio de Justicia, lo cual ha generado fuertes divisiones internas.
“Estamos defendiendo la legalidad y la autonomía de nuestra institución”, declararon varios masones durante su entrada a la sede. Para ellos, el apoyo estatal a Filema representa una intromisión directa en la vida interna de una organización que, históricamente, ha sido defensora de la libertad de pensamiento y de acción independiente.
Detenciones e intimidación
Los días previos a la recuperación del edificio estuvieron marcados por acciones represivas. Entre el 4 y el 5 de julio, la Seguridad del Estado detuvo a destacados líderes masones, como Juan Alberto Kessel Linares y Víctor Bravo Cabañas. Ambos fueron liberados tras horas de interrogatorios en la estación de Picota, donde, según relataron, recibieron advertencias y amenazas destinadas a frenar las acciones de oposición dentro de la Gran Logia.
La teniente coronel Kenia Morales Larrea, conocida por su historial de acciones represivas, ha sido identificada como responsable de estas detenciones y del monitoreo constante a los líderes disidentes.
Enfrentamientos y tensión en la sede
La entrada de los masones opositores al edificio no transcurrió de forma pacífica. Dentro del recinto se registraron empujones, insultos y forcejeos mientras los seguidores de Filema intentaban bloquear las puertas para impedir el acceso. Finalmente, los masones críticos lograron imponerse y permanecieron dentro del lugar, proclamando su derecho a defender la legalidad institucional.
En redes sociales circularon videos del momento en que los masones entonan el himno nacional, lo que se ha convertido en un símbolo de resistencia y orgullo. Los comentarios en internet y en medios independientes expresaron apoyo a los masones y destacaron la valentía de quienes, según muchos, están librando una lucha no solo por la autonomía masónica, sino por principios más amplios de libertad y justicia.
Un pulso que trasciende lo masónico
Este conflicto ha dejado al descubierto las tensiones que persisten en la sociedad cubana respecto a la independencia de organizaciones civiles frente al aparato estatal. Para muchos, la masonería representa uno de los pocos espacios de pensamiento autónomo y plural que han logrado subsistir en la isla, aunque cada vez bajo mayor presión.
La situación dentro de la Gran Logia continúa siendo incierta. Mientras Mayker Filema mantiene el reconocimiento estatal, un importante sector de la membresía insiste en que su destitución es legítima y exigen que se respete la voluntad expresada en las votaciones internas.
La escena vivida este fin de semana podría ser solo el inicio de nuevos episodios de tensión, pues los masones críticos han dejado claro que no cederán en su empeño por recuperar plenamente el control de su institución y defender su derecho a la autodeterminación.
Desde mucho antes de este episodio los masones cubanos vienen denunciando un creciente control estatal sobre la elección de autoridades masónicas, bloqueando asambleas, filtrando candidatos y suprimiendo voces disidentes. El intento de destituir a Filema y recuperar la sede en julio de 2025 es, en realidad, la cúspide de estas tensiones.
Después de las protestas del 11 de julio de 2021, algunas logias masónicas en Cuba intentaron organizar ayuda humanitaria (medicinas y alimentos) para las familias afectadas por arrestos o represión. Según testimonios publicados en medios independientes, la Seguridad del Estado intervino y llamó a líderes masones para advertirles que no podían “canalizar recursos” sin autorización del gobierno, bajo amenaza de ser acusados de actividades subversivas.
Entre 2021 y 2022 varios masones, incluidos algunos ex-altos cargos de la Gran Logia, publicaron en redes sociales mensajes condenando los actos represivos tras el 11J. Esto generó roces internos, pues la dirigencia de la Gran Logia se mantuvo cautelosa para no ser blanco de sanciones oficiales. Los masones críticos denunciaron la falta de posicionamiento firme de la institución, lo cual tensó la relación entre la masonería independiente y la estructura reconocida por el Estado.