Una residente permanente de origen dominicano, con más de ocho años viviendo legalmente en Estados Unidos, denunció haber sido amenazada por agentes migratorios con la posible revocación de su estatus al regresar al país por el aeropuerto de Fort Lauderdale, tras un viaje a su nación de origen.
De acuerdo con una entrevista que ofreció al periodista cubano Javier Díaz, al pasar por el control de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), la llevaron al conocido “cuartico”, donde recibió una severa advertencia. “Me llevaron ‘al cuartico’. Me presionaron, la niña llorando. Me preguntaron que ¿qué voy a hacer? Que tengo que entregar la residencia o que tengo que pedir un permiso”, dijo asustada.
Los oficiales le indicaron que, debido a la frecuencia y duración de sus viajes al extranjero —dos meses en EE.UU. y dos meses en República Dominicana, de forma intermitente— estaba utilizando su Green Card como si fuera una visa de turista. Esta práctica podría interpretarse como abandono de la residencia permanente, lo que daría pie a su revocación.
“Me dijeron que yo estaba usando la residencia como una visa, que eso no es correcto: Me dijeron muchísimas cosas y la niña estaba llorando y asustada. Me decía ‘Mami, estamos presas’”, recordó la dominicana. Durante el interrogatorio, le advirtieron que o vivía en Miami o en Santo Domingo, pero no podía hacer lo en los dos lugares.
Una práctica común entre cubanos
Este tipo de situación no es aislada. Muchos residentes cubanos en Estados Unidos adoptan estrategias similares: obtienen la residencia permanente y luego comienzan a viajar con frecuencia a Cuba, alegando motivos familiares o personales. En algunos casos, pasan la mayor parte del año en la isla, regresando periódicamente a EE.UU. solo para mantener activa su residencia.
Riesgos legales por ausencias prolongadas
De acuerdo con la ley migratoria de EE.UU., cualquier residente permanente legal que permanezca fuera del país por más de seis meses consecutivos podría ser considerado como alguien que ha abandonado su estatus, lo que habilita a los agentes fronterizos a cuestionar su intención de mantener la residencia y, en algunos casos, iniciar un proceso de revocación.
El abogado de inmigración José Guerrero explicó que el CBP tiene la facultad de evaluar caso por caso. Factores como el tiempo fuera del país, la frecuencia de los viajes, el propósito de las salidas, y los vínculos mantenidos con EE.UU. son determinantes para establecer si existe un abandono real de la residencia.
“Una persona que pasa mucho tiempo fuera, cinco meses, por ejemplo, regresa por una semana y se va por cinco meses más, esa persona puede tener problemas y le pueden tratar de quitar la residencia”, subrayó Guerrero.
¿Cómo evitar perder la residencia?
Además recomendó que quienes deban estar ausentes del país por largos períodos gestionen un permiso de reingreso (“re-entry permit”), válido por hasta dos años. Este documento autoriza al residente a permanecer fuera de EE.UU. sin que se cuestione su intención de regresar.
Además, mantener vínculos sólidos con el país —como empleo, propiedades, impuestos pagados, hijos estudiando en EE.UU. o cónyuge residente— puede ser clave para demostrar la intención de residencia permanente.
En el caso de la dominicana alertada por CBP, su rutina de viajes —dos meses en Estados Unidos seguidos de dos meses en su país— ha generado sospechas debido a la regularidad con la que cruza las fronteras.
Recomendaciones para residentes frecuentes
- Evitar ausencias de más de seis meses sin justificación clara.
- No utilizar la Green Card como si fuera una visa de entradas y salidas constantes.
- Consultar con un abogado antes de firmar cualquier documento en los aeropuertos.
- Conservar evidencia de arraigo en EE.UU., como contratos laborales, facturas, registros escolares y bancarios.
Un caso que genera preocupación
El incidente de esta mujer dominicana no es un hecho aislado. En los últimos meses, han aumentado los reportes de residentes sometidos a interrogatorios por sus patrones de viaje. La situación genera alarma entre comunidades migrantes, especialmente en contextos donde familiares deben dividir su tiempo entre países por razones personales o económicas.
“Yo no he hecho nada malo. Solo he viajado por motivos familiares”, declaró la mujer a CiberCuba, aún angustiada por la posibilidad de perder lo que le ha costado años construir.