Dos cubanos deportados llegan a Sudán del Sur tras fallo del Supremo de EE. UU.

Dos migrantes cubanos, Enrique Arias‑Hierro y José Manuel Rodríguez‑Quiñones, llegaron este viernes a Sudán del Sur, junto a otros seis extranjeros, tras ser deportados por las autoridades estadounidenses luego de que el Tribunal Supremo de EE. UU. levantara un bloqueo judicial que había detenido sus expulsiones.

Los ocho migrantes permanecían retenidos en una base militar en Yibuti, mientras se resolvía su situación legal. Sin embargo, la Corte Suprema, de mayoría conservadora, permitió finalmente la deportación, lo que fue celebrado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) como una victoria para el “estado de derecho y la seguridad del pueblo estadounidense”. Desde la agencia se criticó a los “jueces activistas” que habían retrasado el proceso.


Organizaciones de defensa de inmigrantes advirtieron sobre los riesgos de enviar a personas a Sudán del Sur, un país en guerra civil donde los deportados no tienen vínculos familiares ni históricos. “Podrían ser detenidos, torturados o incluso asesinados”, alertó Trina Realmuto, de la Alianza Nacional de Litigios de Inmigración.

Según datos oficiales, Arias‑Hierro tenía antecedentes penales en EE. UU. por homicidio, robo con arma, suplantación de identidad, secuestro y robo con fuerza, mientras que Rodríguez‑Quiñones había sido condenado por intento de asesinato en primer grado, agresión, hurto y tráfico de perros. Ambos fueron catalogados por ICE como “verdaderas amenazas a la seguridad nacional y pública”.

La deportación a Sudán del Sur se enmarca en la práctica estadounidense de enviar migrantes a terceros países cuando sus naciones de origen, como Cuba en este caso, se niegan a recibirlos. Esta política, impulsada durante varias administraciones, ha generado controversia por el alto riesgo humanitario y las posibles violaciones al debido proceso.


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