La economía estadounidense dio nuevas señales de enfriamiento en julio de 2025. Según el informe mensual publicado por el Departamento de Trabajo, el país sumó apenas 73 000 nuevos empleos durante el mes, una cifra que quedó considerablemente por debajo de las proyecciones de economistas, quienes esperaban entre 100 000 y 115 000 nuevas contrataciones. El dato representa un fuerte descenso en comparación con los promedios mensuales de empleo que caracterizaron el periodo postpandemia y alimenta los temores de una posible desaceleración prolongada.
A esta cifra se suman las importantes revisiones a la baja de los informes de mayo y junio. Originalmente, se habían reportado más de 170 000 empleos en cada uno de esos meses; sin embargo, las cifras ajustadas revelan solo 19 000 empleos en mayo y 14 000 en junio, lo que supone una corrección acumulada de 258 000 empleos menos. Con estos ajustes, el promedio de crecimiento mensual de empleo en el trimestre mayo-julio cayó a 35 000 puestos, el nivel más bajo registrado desde 2010, sin contar el periodo de crisis por la pandemia de COVID-19.
Aumenta la tasa de desempleo y se agrava el desempleo de larga duración
Otro indicador preocupante es la subida de la tasa de desempleo, que se situó en 4,2 % en julio, frente al 4,1 % de junio. Aunque el incremento pueda parecer marginal, refleja una tendencia constante al alza desde comienzos de año. El informe destaca también un aumento en el número de desempleados de larga duración (aquellos que llevan más de 27 semanas buscando empleo sin éxito), que pasaron de 1,65 millones a 1,83 millones de personas. Este grupo representa una porción vulnerable del mercado laboral y su crecimiento podría anticipar una recuperación más lenta.
Además, la tasa de participación laboral se mantuvo prácticamente sin cambios, lo que sugiere que el estancamiento no se debe a una ola de nuevos trabajadores incorporándose al mercado, sino a un retroceso real en la capacidad del sistema económico para generar empleo.
Sectores dinámicos y sectores en declive
La creación de empleo estuvo altamente concentrada en el sector salud, donde se generaron alrededor de 73 300 nuevos puestos de trabajo, especialmente en servicios de atención ambulatoria, hospitales y residencias de cuidado. También se reportó un ligero crecimiento en servicios profesionales y técnicos.
Sin embargo, otros sectores clave mostraron señales de debilidad. La manufactura y la construcción experimentaron un estancamiento en el número de empleos, mientras que la industria del ocio y la hospitalidad, que fue fundamental en la recuperación postpandemia, se ha desacelerado notablemente.
Uno de los datos más preocupantes proviene del sector público: el gobierno federal perdió 12 000 empleos en julio, acumulando una reducción de más de 84 000 puestos desde enero de 2025. Esta caída responde tanto a congelaciones presupuestarias como a políticas de reducción del gasto impulsadas por la administración actual.
Impacto económico: mercados en baja y expectativas de recorte de tasas
La publicación del informe tuvo un impacto inmediato en los mercados financieros. El índice Dow Jones cayó más de 500 puntos, mientras que el S&P 500 y el Nasdaq retrocedieron 1,2 % y 1,6 % respectivamente. Simultáneamente, los rendimientos de los bonos del Tesoro descendieron, reflejando un incremento en la demanda de activos seguros ante la creciente incertidumbre económica.
Este entorno presiona directamente a la Reserva Federal (Fed), que ha venido debatiendo su política monetaria en medio de una inflación moderadamente controlada, pero con un crecimiento que ahora muestra claros signos de deterioro. Según diversos modelos financieros, la probabilidad de que la Fed recorte las tasas de interés en septiembre pasó del 38 % al 80 % tras conocerse los datos del empleo, lo que indica una fuerte expectativa del mercado de que se tomarán medidas para estimular la economía.
Un escenario incierto
El informe de julio representa un punto de inflexión en la narrativa del mercado laboral estadounidense. Lo que parecía una desaceleración moderada se está convirtiendo en una tendencia clara de enfriamiento económico, con implicaciones tanto para la política monetaria como para la estabilidad social y política del país.
Si bien aún no hay consenso sobre una posible recesión, los analistas coinciden en que el margen de maniobra de la Fed se ha estrechado, y que los próximos meses serán cruciales para definir si se trata de una pausa temporal o del inicio de una contracción más profunda del mercado laboral.
Las deportaciones masivas tienen efectos significativos sobre el mercado laboral estadounidense, especialmente en sectores que dependen de mano de obra migrante, como la agricultura, la construcción, la hospitalidad, el cuidado de personas y la limpieza. La expulsión de trabajadores en estos rubros puede agravar la escasez de personal, elevar los costos operativos y reducir la productividad.
Además, al disminuir la población activa, se reduce también el consumo interno, afectando la demanda en sectores como el comercio, los servicios y la vivienda. Esto puede generar un efecto dominó sobre pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales dependen del trabajo o consumo de inmigrantes.
Aunque algunos defensores de las deportaciones argumentan que estas liberan empleos para ciudadanos estadounidenses y podrían presionar al alza los salarios, en la práctica muchos de estos puestos no son fácilmente cubiertos por la población local, ya sea por las condiciones laborales o la falta de interés.
Estudios y casos recientes muestran que este tipo de políticas pueden generar vacíos laborales difíciles de llenar, fomentar la informalidad y desacelerar economías locales, especialmente en estados con alta presencia migrante como Florida, Texas y California.