La migración irregular desde Cuba hacia Estados Unidos atraviesa su momento más bajo en años. Según el informe mensual de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), en junio de 2025 solo se reportaron 140 detenciones de ciudadanos cubanos que intentaban ingresar ilegalmente al país. Esta cifra, la tercera más baja del actual año fiscal, refleja un giro significativo en las dinámicas migratorias de los últimos tiempos y plantea interrogantes sobre las causas y consecuencias de esta tendencia.
Comparación histórica: una caída sin precedentes
El contraste con los datos del año anterior es contundente. En junio de 2024, la CBP reportó 17.563 detenciones de migrantes cubanos en la frontera, especialmente en la zona sur. Doce meses después, esa cifra se ha reducido en más de un 99%. Desde que comenzó el año fiscal 2025 (el 1 de octubre de 2024), se han registrado 32.563 detenciones de cubanos por todas las rutas de ingreso —terrestres, aéreas y marítimas—, muy por debajo de los picos de más de 200.000 que se vieron en años recientes.
La baja en junio se suma a otras cifras mínimas registradas en meses anteriores: 132 detenciones en marzo y 129 en abril, consolidando una tendencia sostenida de disminución. En mayo, la cifra fue ligeramente superior, con 150 detenciones.
Factores detrás del descenso
Varios expertos y observadores coinciden en que esta caída responde en gran medida al endurecimiento de las políticas migratorias implementadas bajo la administración del expresidente Donald Trump, quien retornó a la Casa Blanca tras las elecciones de 2024. Entre las medidas adoptadas figuran el refuerzo del Título 42, el aumento de operativos de deportación exprés, una mayor presión sobre los países de tránsito como México y Nicaragua, y un control más estricto de los beneficios para solicitantes de asilo.
Asimismo, la ampliación de acuerdos bilaterales con gobiernos del Caribe y América Latina ha permitido a EE.UU. ejecutar más deportaciones, incluso cuando Cuba ha limitado en ocasiones la recepción de sus propios nacionales. La negativa del gobierno cubano a aceptar ciertos vuelos de repatriación ha provocado que algunos migrantes sean enviados a terceros países, como ocurrió con un caso reciente de deportación a África austral.
A nivel interno, la crisis económica, energética y política en la isla continúa siendo el principal motor del éxodo. Sin embargo, la percepción de que las opciones de ingreso irregular se han reducido drásticamente y que los riesgos de ser devuelto son mayores, ha hecho que muchos opten por esperar procesos legales como el parole humanitario, cuyas cuotas siguen siendo limitadas y con tiempos de espera prolongados.
Cuba sigue entre los países con más migrantes interceptados
A pesar de la fuerte reducción, Cuba sigue figurando entre los países con más ciudadanos detenidos por la CBP. No obstante, ha sido desplazada por otras nacionalidades como Venezuela, Guatemala, Honduras, México y Colombia, cuyos flujos migratorios hacia Estados Unidos han vuelto a aumentar tras la eliminación temporal de restricciones.
En ese contexto, la comunidad cubana en Estados Unidos observa con preocupación las restricciones migratorias, mientras muchos familiares en la isla siguen aguardando por vías legales de reunificación. Organizaciones de derechos humanos han denunciado que las actuales políticas están dejando a miles de cubanos en una situación de limbo legal, sin poder salir del país ni acceder a asilo en Estados Unidos.
Cambios en rutas y modalidades de viaje
Otra consecuencia del endurecimiento de las políticas es la modificación de las rutas migratorias. Los cruces por el mar —especialmente el estrecho de Florida— se han reducido notablemente por la presencia reforzada de la Guardia Costera y la política de repatriación inmediata. También ha disminuido el flujo por Nicaragua, que hasta hace un año era el principal punto de entrada para quienes hacían el recorrido por tierra desde Centroamérica hasta la frontera sur de EE.UU.
Algunos cubanos han optado por rutas más peligrosas y costosas, como a través de Surinam, Guyana o incluso África, lo que ha derivado en situaciones de abandono, estafas o detenciones en países intermedios.
Un futuro incierto
Aunque las cifras actuales puedan ser vistas como un éxito para quienes promueven un mayor control migratorio, analistas advierten que la situación podría cambiar si las condiciones internas en Cuba se agravan o si se flexibilizan las políticas estadounidenses.
Además, el futuro del parole humanitario, que ha beneficiado a decenas de miles de cubanos desde su implementación, podría verse amenazado por demandas legales en curso y posibles decisiones ejecutivas futuras.
En conclusión, mientras las cifras de detenciones se reducen a niveles históricamente bajos, la crisis migratoria cubana no ha desaparecido, sino que ha cambiado de forma y se ha vuelto más silenciosa, compleja y peligrosa. Estados Unidos y la comunidad internacional enfrentan el desafío de encontrar soluciones que combinen control fronterizo con rutas legales y humanitarias que respondan a la magnitud del problema.
La migración cubana hacia Estados Unidos ha alcanzado cifras históricas en los últimos tres años, con un estimado de más de 535.000 cubanos ingresando oficialmente al país entre los años fiscales 2022 y 2025, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y fuentes oficiales.
El mayor flujo se produjo durante los años fiscales 2022 y 2023, cuando aproximadamente 425.000 cubanos fueron detectados por la CBP intentando entrar al país, ya sea por la frontera sur, aeropuertos o puntos marítimos. Solo en el año fiscal 2023 se reportaron más de 200.000 detenciones, consolidando a Cuba como una de las principales fuentes de migración hacia EE.UU.
A esta cifra se suma el impacto del programa de parole humanitario, implementado en enero de 2023 bajo la administración de Joe Biden. Este mecanismo permitió la entrada legal de hasta 30.000 personas por mes desde Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití, siempre que contaran con un patrocinador en Estados Unidos. Hasta su cancelación en marzo de 2025, el parole facilitó el ingreso de al menos 110.000 cubanos, quienes obtuvieron permiso temporal de residencia y trabajo.
El total combinado de entradas irregulares controladas y vías legales como el parole sitúa la cifra global de ingresos oficiales cubanos en un rango estimado de 535.000 a 600.000 personas en apenas tres años, marcando el mayor éxodo registrado desde la Revolución de 1959.