Ministro de Exteriores de Cuba acusa a EE. UU. de dividir familias, mientras migrantes señalan al régimen por décadas de separación

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, acusó este martes al gobierno de Estados Unidos de promover políticas migratorias dirigidas a dividir a las familias cubanas. La denuncia publicada en la red social X (antes Twitter) se produce en medio de un creciente número de deportaciones, restricciones de viaje y denuncias por parte de la comunidad migrante en ambos lados del estrecho de Florida.

Rodríguez sostuvo que, bajo el liderazgo del secretario de Estado Marco Rubio, Washington estaría desarrollando acciones de “intimidación, amenazas y persecución” contra migrantes con vínculos familiares en la isla.


“Políticos anticubanos, incluido el Secretario de Estado de EE. UU., están decididos a separar aún más a familias cubanas. No es suficiente el daño causado por sus medidas de asfixia económica. Intimidan, lanzan amenazas y persiguen a migrantes cubanos con vínculos con su patria”, escribió Rodríguez.

Reacciones inmediatas desde el exilio

El mensaje del canciller generó una rápida respuesta en redes sociales por parte de cubanos en el exilio, quienes rechazaron rotundamente la acusación. Muchos recordaron que fue el propio régimen cubano quien durante décadas impuso restricciones de salida, criminalizó la emigración y mantuvo políticas que dificultaban el reencuentro familiar.

“¿Quién impuso los permisos de entrada y salida? ¿Quién separó a los niños de sus padres con el éxodo del Mariel o del ‘Peter Pan’?”, escribió un usuario. Otros recordaron que miles de cubanos han vivido durante años con la prohibición de regresar a su país natal por razones políticas, incluso para despedirse de familiares moribundos.

Una historia de separación prolongada

Desde 1959, el sistema migratorio cubano ha sido uno de los más restrictivos del hemisferio occidental. Durante décadas, emigrar fue considerado una traición, y los familiares de quienes abandonaban el país sufrían represalias sociales y laborales. Los viajes al exterior requerían autorizaciones especiales y estaban condicionados por criterios ideológicos. La posibilidad de reunificación familiar estuvo, por años, fuertemente limitada.


“Los únicos culpables de separar a las familias cubanas son ustedes. Desde 1959 esa maldita revolución está separando familias”, dice un internauta.

Aunque algunas reformas flexibilizaron las normas a partir de 2013, múltiples organizaciones de derechos humanos siguen denunciando casos de ciudadanos a los que se les niega arbitrariamente el ingreso a Cuba, sobre todo si han criticado abiertamente al gobierno o trabajado en medios independientes.

Tensión migratoria en aumento

Las declaraciones del canciller se dan en un momento en que las tensiones migratorias entre ambos países se encuentran al alza. Solo en los últimos tres años, más de 400 mil cubanos han llegado a Estados Unidos de forma irregular, buscando asilo o nuevas oportunidades económicas. Muchos enfrentan procesos de deportación ante tribunales migratorios, mientras que otros permanecen bajo vigilancia electrónica o en centros de detención.

Al mismo tiempo, el gobierno cubano se niega a aceptar vuelos de repatriación. Según datos del Departamento de Seguridad Nacional, más de 42 mil cubanos tienen órdenes finales de deportación, pero la mayoría no puede regresar a la isla debido a la negativa del régimen a recibirlos.

Como alternativa, Washington ha recurrido a terceros países, como Sudán del Sur, Esuatini y México, para deportar a ciudadanos cubanos. Defensores de derechos humanos criticaron fuertemente estas medidas, que consideran que algunos migrantes podrían correr riesgos al ser enviados a territorios sin vínculos familiares o protección consular.

¿División familiar como política?

Para muchos analistas y migrantes, el debate sobre la responsabilidad en la separación familiar es complejo. Aunque las actuales políticas migratorias estadounidenses —especialmente bajo la administración Trump— han incrementado las deportaciones y las limitaciones a los migrantes con antecedentes, la causa del éxodo masivo sigue estando profundamente enraizada en la situación interna de Cuba.

“A la dictadura le es muy conveniente la separación y el sufrimiento de la familia cubana. Es ganancia material. Lo demás al régimen le importa poco: viven de remesas, renta de médicos y donaciones”, dice un usuario en redes sociales.

Organizaciones como Amnistía Internacional y Cuban Prisoners Defenders sostienen que la represión política, la crisis económica, la falta de libertades civiles y la precariedad de servicios básicos son factores determinantes en la decisión de miles de personas de abandonar el país.

Además, critican que el régimen cubano mantenga mecanismos de presión económica sobre los migrantes, como el elevado costo de los pasaportes, el cobro de trámites consulares y la dependencia estructural de las remesas, que convierten el dolor de la separación familiar en una fuente de ingresos para el Estado.

Contexto
La migración cubana hacia Estados Unidos continúa siendo una de las más significativas del hemisferio. En lo que va de 2025, más de 68 mil cubanos quedaron detenidos en la frontera sur, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Paralelamente, se reportan crecientes dificultades para acceder a visas, pasajes aéreos y reunificación familiar, tanto desde Cuba como desde el exterior.


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