La angustia y desesperación de una cubana se convirtieron en el símbolo de un drama migratorio que afecta a miles de familias en Estados Unidos. Entre lágrimas y de rodillas, la mujer suplicó este martes en una corte de Miami para evitar que su hijo, detenido por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), fuera deportado.
El emotivo momento, captado en video y compartido en redes sociales por el periodista cubano Javier Díaz de Univisión, muestra a la madre implorando ante las autoridades mientras su hijo Denis Durán Águila, vestido de traje y corbata, es escoltado por oficiales de inmigración. La escena rápidamente se hizo viral, despertando una ola de solidaridad y también de preocupación por la situación de miles de migrantes en el país.
El caso ocurre en el contexto de una política migratoria más estricta bajo la actual administración del expresidente Donald Trump, que ha endurecido los operativos de detención y deportación, incluso para personas sin antecedentes penales. Organizaciones defensoras de inmigrantes advierten que estos procedimientos acelerados están separando a numerosas familias de origen cubano, venezolano, nicaragüense y de otras nacionalidades, que ven amenazada su permanencia en Estados Unidos pese a haber buscado refugio ante crisis políticas o económicas en sus países de origen.
“La imagen de una madre de rodillas, implorando por su hijo, es el reflejo más duro de una crisis humanitaria que sigue creciendo”, comentó un activista local, quien subrayó que casos como este no son aislados y podrían multiplicarse si continúan las deportaciones masivas. Por ahora, el joven cubano permanece bajo custodia de las autoridades migratorias, mientras su familia y abogados exploran posibles recursos legales para evitar su repatriación.
El incidente ha generado renovados llamados a revisar las políticas migratorias y a considerar el impacto humano que tienen las deportaciones en las familias que consideran a Estados Unidos su hogar.
En medio de un clima migratorio cada vez más restrictivo, las autoridades de inmigración de Estados Unidos han intensificado sus operaciones contra inmigrantes cubanos, registrándose múltiples arrestos en los últimos meses. Los casos, que incluyen tanto a personas con antecedentes criminales como a migrantes sin delitos graves, reflejan el endurecimiento de la política migratoria bajo la administración de Donald Trump, que ha incrementado los esfuerzos de deportación incluso para quienes llevan años en el país.
Entre los arrestos más recientes figura el de Osmani Mompie, detenido el 7 de julio en Nueva Orleans. Mompie fue señalado por ICE como parte de una red de tráfico de migrantes, en el marco de una operación que busca desarticular organizaciones criminales que facilitan la entrada irregular de personas a Estados Unidos.
En la misma redada, las autoridades arrestaron a Rafael Ojeda Acosta, quien cuenta con antecedentes por asalto armado y robo, y a Jorge Ricardo Cajides Vegas, condenado por abuso sexual infantil. Ambos casos refuerzan el argumento de ICE de que sus operativos priorizan a extranjeros con historiales criminales. Es prudente destacar que las situaciones legales de estas personas no son las mismas de Denis Duran quien no posee antecedentes penales.
Bajo el resplandor del recién aprobado “One Big Beautiful Bill” —un paquete fiscal de aproximadamente USD 165 mil millones destinado a reforzar la seguridad fronteriza y las capacidades de detención—, ICE ha recibido el mandato de ampliar significativamente sus recientes cifras de arresto, alcanzando un histórico objetivo de 7 000 detenciones al día, según ha exigido «El Zar de la Frontera” Tom Homan.
EL funcionario del gobierno estadounidense dijo que “se podrá alcanzar a todos los migrantes que el gobierno anterior liberó” durante la administración Biden. Este número duplica sobradamente los actuales objetivos internos de 3 000, fijados por el asesor Stephen Miller en mayo, y representa una marcada intensificación frente al promedio real de menos de 1 000 detenciones diarias que se registró entre mayo y principios de junio.
Grupos de derechos humanos y abogados migratorios alertan sobre el riesgo de que estas medidas “orientadas a los números” lleven a arrestos indiscriminados, incluso de personas sin antecedentes criminales. Según un análisis reciente, la proporción de personas sin historial criminal entre detenidos ha subido del 46 % en enero a un 70 % en junio.