“Regulados”: el drama de los cubanos residentes en EE.UU. a quienes el régimen impide regresar tras visitar la isla

Lo que para muchos es un derecho básico —visitar a sus seres queridos en el país donde nacieron— se ha convertido en una trampa sin salida. Varios cubanos residentes legales en Estados Unidos denuncian que, tras viajar a Cuba para ver a sus familias, el régimen de La Habana les ha impedido regresar a su vida en el exterior, bajo la figura de estar “regulados”, sin proceso legal ni justificación oficial.

“Fui a ver a mi madre enferma y cuando intenté regresar me dijeron que no podía salir del país. Nadie me explicó por qué. Solo dijeron que estaba regulado”, contó a América TeVé un residente de Hialeah que viajó a La Habana a principios de julio. Tenía vuelo de regreso el 2 de agosto, pero continúa atrapado en la isla.


No es un caso aislado. Decenas de cubanos han enfrentado la misma situación en los últimos meses. Algunos llegaron para atender emergencias familiares, otros para despedirse de seres queridos, sin imaginar que quedarían retenidos por decisión de las autoridades migratorias cubanas.

Una medida arbitraria y sin garantías

La figura de estar “regulado” se aplica discrecionalmente bajo el Decreto-Ley 302, que permite a las autoridades cubanas restringir la salida del país por motivos vagos como “razones de defensa nacional”, “interés público” o “seguridad del Estado”. En la práctica, no se requiere una orden judicial, ni se ofrece recurso efectivo de apelación.

Entre los afectados hay médicos, ingenieros, emprendedores, exmilitares y también personas sin vínculos políticos. “Yo trabajé 20 años como médico en Cuba y ahora que tengo residencia en EE.UU., vine a ver a mi hijo. Me dijeron en el aeropuerto que no podía salir. Me siento secuestrado por el propio país donde nací”, lamentó otro afectado, desde Santa Clara.

Una joven de West Palm Beach que viajó para asistir al funeral de su abuela explicó que el agente de inmigración le dijo: “Tú estás regulada. No puedes salir.” Le entregaron un documento sin firma, sin número de expediente y sin fecha de finalización. “Es como una condena invisible”, expresó.

Consecuencias en EE.UU.: asilo y residencia en peligro

El problema no termina en Cuba. Abogados especializados en inmigración como Ismael Labrador del bufete Gallardo Law Firm advierten que quienes han pedido asilo político en EE.UU. o están en proceso de ajustar su estatus podrían ver su caso comprometido si viajan a la isla. Regresar al país del que se afirma huir por persecución puede interpretarse como evidencia de fraude.


“Si alguien pidió asilo por miedo al régimen y luego regresa a la isla varias veces al año, puede levantar sospechas de fraude migratorio”, explicó. “Las autoridades estadounidenses están observando estos patrones con mucha atención”.

Además explicó lo que las autoridades de EE.UU pudieran hacer cuando sus residentes pasan mucho tiempo fuera del país o detectar que hubo fraude en la entrevista de miedo creíble. “Te pueden iniciar un proceso de revocación y presentarte ante un juez. Aunque solo un juez puede quitarte la residencia, el proceso puede ser largo y desgastante”, agregó.

El gobierno de Cuba ha reconocido que impone vetos migratorios selectivos, escudándose en razones como la seguridad nacional o el interés público. En declaraciones a la agencia AP, el coronel Mario Méndez Mayedo, del MININT, dejó claro que las autoridades se reservan el derecho de bloquear la salida del país a discreción.

En la realidad, estas restricciones se han aplicado arbitrariamente a activistas, comunicadores, médicos y personas sin afiliación política, quienes suelen enfrentarlas sin notificación previa ni derecho a defensa. Los médicos especialistas figuran entre los más perjudicados, en un contexto donde el régimen enfrenta una crisis por la emigración masiva de profesionales de la salud.

Un ejemplo representativo es el del doctor José Manuel Suárez Villalobos, cirujano con casi tres décadas de experiencia, a quien se le ha negado el derecho a obtener pasaporte y salir del país para reencontrarse con sus hijos y nietos. “¿Hasta cuándo tengo que sufrir el castigo de haberme hecho médico especialista?”, cuestionó públicamente en 2024.

Una carta ignorada y el silencio oficial

En abril de 2024, más de 4,000 profesionales de la salud cubanos firmaron una carta pública dirigida al gobierno de Miguel Díaz-Canel exigiendo el fin de las restricciones migratorias. Alegaban que las prohibiciones eran arbitrarias, discriminatorias y atentaban contra el derecho a la reunificación familiar. Nunca recibieron respuesta.

El Ministerio del Interior no ha emitido comunicados oficiales respecto a los recientes casos. Activistas y defensores de derechos humanos aseguran que el objetivo de estas “regulaciones” es castigar a quienes han abandonado el país y desincentivar vínculos con el exilio.

“El mensaje es claro: si te vas, no te queremos de vuelta, y si vuelves, atente a las consecuencias”, opinó una activista desde Miami.

Recomendaciones para quienes planean viajar

Expertos sugieren a los residentes legales en EE.UU. —especialmente quienes tienen solicitudes de asilo, TPS, parole o casos pendientes de residencia— que eviten viajar a Cuba sin asesoría legal previa. También recomiendan no exceder los 30 días fuera del país para no poner en peligro su estatus migratorio en EE.UU.

Además, se aconseja documentar todos los movimientos, guardar pasajes, itinerarios, cartas médicas o funerarias y comunicarse con la Embajada de EE.UU. en caso de quedar varados.

“Lo más peligroso es pensar que como tienes residencia ya estás a salvo. No lo estás, y menos si viajas a un país donde no hay garantías legales ni respeto a tus derechos como ciudadano”, concluyó Labrador.

Una tragedia silenciosa

Mientras muchos de estos casos no trascienden más allá de grupos familiares o redes sociales, el sufrimiento es profundo. Madres que no pueden regresar a sus hijos. Trabajadores que pierden sus empleos. Migrantes legales que ven amenazada su estabilidad por decisiones unilaterales del régimen que aseguran haber dejado atrás.

La paradoja es dolorosa: para muchos cubanos, ir a ver a su familia en la isla puede terminar convirtiéndose en el peor error de sus vidas.


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